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Vino tinto ligero y afrutado
Un vino tinto hecho para compartir
Un vino tinto ligero y afrutado es el vino que reúne a las personas. Ese que se descorcha sin pensarlo, para un momento de convivencia entre amigos o familia. Un vino sincero, sin artificios, que seduce tanto a los curiosos que descubren el mundo del vino como a los aficionados exigentes que buscan finura y elegancia. En Epi-curieux nos gusta decir que es el vino del placer por excelencia: goloso, refrescante e irresistiblemente encantador.
El compañero ideal del aperitivo
Los vinos tintos ligeros y afrutados suelen asociarse con el aperitivo, y es cierto que encajan perfectamente. Su frescura y su carácter crujiente despiertan las papilas y abren el apetito. Pero limitarlos solo a ese papel sería reductivo: son vinos que se disfrutan en cualquier momento de la comida, fáciles de servir, fáciles de entender, fáciles de amar. A veces descritos como vinos “traviesos”, llaman a una segunda copa incluso antes de haber terminado la primera. En definitiva, son vinos de sed en el sentido más noble de la palabra.
¿Qué variedades para vinos tintos ligeros?
La uva reina de esta categoría sigue siendo sin duda el Gamay, presente en Beaujolais y más allá. Su capacidad para ofrecer vinos golosos, frescos y crujientes es inigualable. Pero no está solo: la Mondeuse de Saboya, el Pineau d’Aunis del Loira, el Grolleau, algunos Pinot Noir o incluso el Cinsault del sur también revelan vinos ligeros, afrutados y deliciosamente bebibles. Son variedades que priorizan la frescura sobre la potencia y que, trabajadas en vino natural, expresan toda su autenticidad.
Terroirs variados y vivos
Los vinos tintos ligeros y afrutados nacen de terroirs muy diferentes, pero comparten una filosofía común: producir vinos accesibles, sinceros y centrados en la fruta. Se encuentran, por supuesto, en Beaujolais, donde el Gamay es rey, pero también en Loira, Auvernia, Saboya e incluso en algunas denominaciones mediterráneas. Los suelos graníticos de Beaujolais, los terroirs volcánicos de Auvernia o las laderas calcáreas del Loira aportan cada uno su matiz, pero el espíritu sigue siendo el mismo: producir vinos fáciles de beber, donde la fruta prime sobre la potencia.
¿Con qué acompañar un vino tinto ligero y afrutado?
Un vino tinto ligero y afrutado a menudo se basta a sí mismo, tan agradable es beberlo solo. Pero también brilla en la mesa: con una tabla de embutidos, tapas, quesos suaves, una ensalada mixta o incluso una cocina ligeramente especiada que pide frescura. Estos vinos son perfectos para acompañar una cocina sencilla y convivial, la que nos gusta compartir. Lo importante no es la complejidad del plato, sino el placer de maridar un vino vivo y crujiente con comidas que no opaquen su delicadeza.