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Todo sobre el vino blanco
Los terruños y variedades del vino blanco
El vino blanco se presenta en una impresionante diversidad gracias a los terruños y las variedades de uva que lo conforman. Chardonnay, Chenin, Sauvignon Blanc, Aligoté, Jacquère, Riesling, Pinot Gris… cada uno aporta su personalidad. En Francia, cada región tiene su estilo: los vinos tensos y minerales de Chablis, los Chenin complejos del Loira o los blancos cristalinos de Saboya. En otros lugares de Europa, Italia y España también ofrecen blancos de gran tipicidad, desde el Vermentino mediterráneo hasta los Albariños de Galicia. Los terruños son la clave de esta diversidad: calcáreos, graníticos o volcánicos, esculpen vinos de infinita variedad.
Del vino blanco seco al vino dulce
El vino blanco no se limita a una sola categoría. Encontramos blancos secos y cortantes, perfectos para los amantes de la frescura, pero también blancos más redondos y con cuerpo, ideales para acompañar una cocina generosa. Algunos terruños muestran su potencial en grandes vinos de guarda, capaces de evolucionar durante décadas. Y, por supuesto, la magia de los vinos dulces y de postre, como los grandes Sauternes o los Chenin de Anjou, completa esta riqueza. Esta diversidad permite encontrar un vino blanco adecuado para cada momento y cada maridaje gastronómico.
¿Con qué comer vino blanco?
El vino blanco es sin duda el más versátil en la mesa. Un blanco vivo y seco acompañará maravillosamente ostras, pescados a la parrilla o cocina asiática. Las cuvées más redondas y con crianza en madera son perfectas con aves asadas o quesos de pasta cocida como el Comté. En cuanto a los grandes vinos dulces, revelan toda su grandeza con foie gras o postres frutales. Ya sea que se busque la sencillez de un vino ligero o la complejidad de una gran botella gastronómica, el vino blanco siempre tiene un lugar en la mesa.
El vino blanco natural
Cada vez más bodegas elaboran sus vinos blancos respetando la naturaleza. La agricultura ecológica, la biodinámica y la vinificación natural permiten expresar la pureza de las variedades y la identidad de los terruños. Bodegueros apasionados buscan crear cuvées sinceras, llenas de energía, que dejen al vino expresarse sin artificios. Estos enfoques dan lugar a vinos blancos lo más cercanos posible a la naturaleza, que conquistan tanto por su frescura como por su autenticidad.